Enzimas de una bacteria intestinal ayudan a producir sangre universalmente compatible
Un reciente estudio revela que una combinación de enzimas presentes en la bacteria Akkermansia muciniphila podría transformar los glóbulos rojos de los grupos sanguíneos A y B en tipo O, cuya disponibilidad es limitada debido a la alta demanda. Este descubrimiento podría ser clave para aumentar las reservas de sangre tipo O, lo que beneficiaría significativamente el sistema de donación y transfusión a nivel mundial.
Investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca y la Universidad de Lund en Suecia han identificado enzimas de la bacteria intestinal Akkermansia muciniphila que permiten modificar los antígenos en los glóbulos rojos, tanto conocidos como nuevos, para producir sangre del grupo O. Este avance podría ser clave para aumentar la disponibilidad de sangre universalmente compatible.
El estudio, publicado en Nature Microbiology, destaca una importante evolución desde el primer intento, hace más de 40 años, cuando científicos de Nueva York utilizaron enzimas derivadas de granos de café para convertir el tipo B en tipo O. En 2007, un equipo internacional identificó enzimas que convertían tanto los grupos A como B, aunque los resultados seguían siendo peligrosos debido a la reactividad en las pruebas cruzadas.
Recientemente, se descubrió que la razón por la cual la sangre convertida no funcionaba correctamente como O natural se debía a extensiones desconocidas de carbohidratos en los antígenos A y B. Este nuevo trabajo permite que enzimas más avanzadas puedan tratar con esos antígenos extendidos, haciendo posible la creación segura de sangre tipo O.
“Hemos aprovechado la adaptación evolutiva de la bacteria A. muciniphila para descubrir enzimas excepcionalmente eficaces”, afirmó Maher Abou Hachem, principal investigador de este innovador proyecto. Este avance podría transformar la disponibilidad de sangre para transfusiones a nivel mundial.
Si bien solo se han realizado aproximadamente 1.500 pruebas cruzadas en este trabajo, sigue siendo mucho si se tiene en cuenta que ninguno de los artículos previos incluye ninguna. Eso sí, en el estudio publicado hoy en la revista Nature Microbiology solo se han realizado ensayos en el laboratorio (in vitro), por lo que todo el trabajo in vivo (dentro de un organismo vivo) aún está por hacer.
“Seguimos observando algunas pruebas cruzadas positivas, especialmente para el grupo sanguíneo A, que no pueden explicarse por el momento. Pero estamos trabajando para comprender y solucionar este problema”, concluye Olsson.